- Por un lado, <todo retorna> no permite ya esa escansión rítmica que aligera la relación con el tiempo que es el tiempo mismo en su temporalidad: el tiempo es cada vez <todo> el tiempo, al <mismo> tiempo, sin que <todo> y <mismo> puedan mantener aquí su poder rector; pasado, presente, porvenir, serían <todo uno>, si no fuera porque, precisamente, la unidad, al venirse abajo, a modificado también las distinciones entregándolas a la más escueta diferencia. Esto, en primer lugar. Pero por otro lado <todo retorna> no se controla con el despliegue en todos los sentidos que un eterno presente convertido en el lugar común del espacio podría hacer concebir. Al significar <todo retornará, todo ya y por siempre (ha) retornado, con la condición de que no sea, no haya sido jamás presente>, todo retorna, excluye <todo retorna> incluso bajo la forma de un <nada retornaría>.
- La exigencia del retorno sería, pues, la exigencia de un tiempo sin presente, tiempo que sería también el de la escritura, tiempo futuro, tiempo pasado, que la radical disyunción (en ausencia de todo presente) de ambos, aunque fuesen los mismos, impide identificar de otro modo que no sea como la diferencia que la repetición sustenta.
La mayor diferencia que se da entre pasado y futuro es que el uno repetiría al otro sin la común medida de un presente: como si entre pasado y futuro reinase la ausencia de presente bajo la forma simplificada del olvido, ¿Qué es lo que retornará? Todo, Salvo el presente, la posibilidad de una presencia.
- <Usted retornará.>-<Yo retornaré.>-<Usted no retornará.>-<Cuando habla de este modo, comprendo lo que eso quiere decir: Estoy aquí. Y comprendo que si usted ha estado aquí es hace tanto tiempo, en un tiempo tan remoto que no ha habido nunca presente alguno que correspondiese a ello>.-<Pero estoy aquí, como ve.>-<Sí, dijo con seriedad, estoy aquí, a condición de olvidarlo, recordándolo una vez, olvidándolo otra, pero dejando que el recuerdo y el olvido se desplieguen, se cierren sin nadie que recuerde, que olvide.>
- Borrada antes de ser escrita. Quizás, se puede asumir la palabra huella como índice que indicaría, como si estuviese tachado, lo que, sin embargo, nunca fue trazado. Toda nuestra escritura- la de todos, si es que alguna vez ha sido escritura de todos sería eso: el afán por lo que jamás fue escrito en (el) presente, sino en un pasado por venir.
- <Hace tiempo que no le he visto.>Lo decía aunque yo acabase de dejarle; y es verdad que hacía falta tiempo, por poco grande que fuera la estancia que no obstante era espaciosa, para llegar hasta él, bordeando a lo largo una mesa, otra y, quizás otra más, como si hubiese tenido que seguir una estrecha calle que atraviesa la ciudad.
- <Los querremos.>-<Los queremos ya.>-<No lo saben.>-<Ésa es la suerte que tenemos.>- <No saben nada de lo que esperamos de ellos.>-<Viven en la ignorancia: eso es lo que los hace tan bellos, tan llenos de vida.>-<Dan miedo.>-<Nosotros damos miedo.> Eran jóvenes, bellos, estaban llenos de vida: él aceptaba todas estas palabras, trampas tan inocentes que ni siquiera los fantasmas hubieran podido caer en ellas, sabiendo asimismo que muchas otras palabras hubieran podido caer en ellas, sabiendo asimismo que muchas otras palabras hubieran podido ser pronunciadas sin por ello atraerlos o alcanzarlos mas fácilmente en aquello mismo que los preservaba. El único peligro, peligro de inocencia, procedía de ese derecho de ser varios, derecho que, al apartarlos de ser uno u otro, corría el riesgo de entregarlos suavemente a la llamada que no podían atender más que si eran varios: ¿Juntos?<No veremos nada tan bello.>-<¿Es el término que conviene?>-<Serán demasiado bellos para que alguien pueda darse cuanta de ello.>-<No creo que les guste que arreglemos las cosas en su lugar.>-<Ese lugar que, por dicha, no ocupan.>La dicha estaba allí, en efecto: una dicha que les protegía de todo <No lo sabrán. Sólo juntos serán los más bellos.>
- Se sorprendía a si mismo-melancólica sorpresa-esperando, temiendo: al límite de ambas palabras.
- (morir):una remota leyenda, una antigua palabra que no evocaba nada, a no ser el pensamiento que sueña que hay una modalidad del tiempo desconocida. Lograr la presencia, morir, dos expresiones igualmente hechizadas.
Maurice Blanchot
El paso (no) más allá